¿Qué es un ACV Isquémico?

El ACV isquémico (Accidente Cerebrovascular isquémico) es un tipo de accidente cerebrovascular que ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro.

Esta falta de riego sanguíneo provoca la muerte de las células cerebrales, lo que puede resultar en discapacidades temporales o permanentes, e incluso en la muerte.

¿Cuáles son las causas del ACV isquémico?

Qué es un ACV Isquémico
Qué es un ACV Isquémico

El ACV isquémico se produce principalmente por dos causas:

  1. Trombosis: Ocurre cuando un coágulo de sangre se forma en una arteria que suministra sangre al cerebro. Esto suele ser el resultado de la acumulación de placa en las arterias, un proceso conocido como aterosclerosis.
  2. Embolia: Se produce cuando un coágulo o fragmento de material (embolo) se forma en otra parte del cuerpo, generalmente el corazón, y se desplaza hacia el cerebro, bloqueando una arteria. Esta situación es común en personas con arritmias cardíacas, como la fibrilación auricular.

Factores de riesgo

Existen varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de sufrir un ACV isquémico:

  • Hipertensión arterial: La presión arterial alta puede dañar los vasos sanguíneos y contribuir a la formación de coágulos.
  • Diabetes: Esta enfermedad puede dañar los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de aterosclerosis.
  • Colesterol alto: Niveles elevados de colesterol pueden contribuir a la formación de placas en las arterias.
  • Tabaquismo: Fumar daña los vasos sanguíneos y aumenta el riesgo de coágulos.
  • Obesidad: El sobrepeso puede aumentar la presión arterial y los niveles de colesterol, incrementando así el riesgo.
  • Sedentarismo: La falta de actividad física contribuye a la obesidad y otros problemas de salud.

Síntomas del ACV isquémico

Los síntomas de un ACV isquémico pueden variar según la parte del cerebro afectada. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  • Debilidad o entumecimiento: Especialmente en un lado del cuerpo, que puede afectar el rostro, el brazo o la pierna.
  • Dificultad para hablar: Puede haber problemas para articular palabras o entender el lenguaje.
  • Pérdida de visión: Visión borrosa o pérdida de la visión en uno o ambos ojos.
  • Mareos o pérdida del equilibrio: Sensación de inestabilidad o problemas para caminar.
  • Dolor de cabeza severo: Puede ser un síntoma de un ACV isquémico, aunque no es tan común como en el caso de un ACV hemorrágico.

Diagnóstico

El diagnóstico de un ACV isquémico se realiza mediante:

  1. Historia clínica: El médico evaluará los síntomas y antecedentes médicos del paciente.
  2. Exámenes físicos: Se realizarán pruebas neurológicas para evaluar la función cerebral y la coordinación.
  3. Imágenes cerebrales: Se utilizarán estudios como tomografías computarizadas (TC) o resonancias magnéticas (RM) para visualizar el cerebro y determinar la causa del ACV.
  4. Exámenes de sangre: Estos pueden ayudar a evaluar factores de riesgo, como niveles de colesterol y coagulación.

Tratamiento

El tratamiento del ACV isquémico se enfoca en restaurar el flujo sanguíneo al cerebro y prevenir daños adicionales.

Algunas opciones incluyen:

  1. Medicamentos anticoagulantes: Se utilizan para disolver coágulos y mejorar el flujo sanguíneo. El medicamento más común es el activador del plasminógeno tisular (tPA), que debe administrarse dentro de un tiempo limitado desde la aparición de los síntomas.
  2. Terapia de intervención: En algunos casos, se puede realizar un procedimiento llamado trombectomía, donde se retira el coágulo a través de un catéter.
  3. Rehabilitación: Después del tratamiento inicial, es posible que se requiera terapia física, ocupacional o del habla para ayudar a recuperar habilidades y funciones.

Prevención

La prevención de un ACV isquémico implica abordar los factores de riesgo. Algunas recomendaciones incluyen:

  • Mantener una dieta saludable: Consumir alimentos bajos en grasa, colesterol y sodio.
  • Hacer ejercicio regularmente: La actividad física ayuda a mantener un peso saludable y controlar la presión arterial.
  • Controlar la presión arterial y el colesterol: Realizar chequeos médicos regulares y seguir las recomendaciones del médico.
  • Evitar el tabaco y el alcohol: Fumar y el consumo excesivo de alcohol aumentan el riesgo de ACV.
  • Gestionar condiciones médicas: Controlar la diabetes y otras enfermedades crónicas.

El ACV isquémico es una condición grave que puede tener consecuencias devastadoras.

Reconocer los síntomas y buscar atención médica inmediata es crucial para mejorar las posibilidades de recuperación.

La prevención a través de un estilo de vida saludable y el control de los factores de riesgo son fundamentales para reducir la probabilidad de sufrir un ACV isquémico.

Scroll al inicio
Utilizamos cookies propias y de terceros para que todo funcione correctamente y para que puedas ver la publicidad adecuada segun tus preferencias en base a tus habitos de navegación, al aceptar, estaras de acuerdo con el uso de tecnologias y uso de tus datos para estos propositos.    Más información
Privacidad