Dermatitis Atópica (Eczema)

La dermatitis atópica, comúnmente conocida como eczema, es una afección crónica de la piel que provoca inflamación, enrojecimiento y picazón.

Afecta a personas de todas las edades, aunque es más común en bebés y niños.

¿Qué es la dermatitis atópica?

Dermatitis Atópica (Eczema)
Dermatitis Atópica (Eczema)

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel que se caracteriza por brotes recurrentes y una piel seca y sensible. Es parte de un grupo de condiciones conocidas como «enfermedades atópicas», que incluyen también el asma y la rinitis alérgica.

Síntomas de la dermatitis atópica

Los síntomas de la dermatitis atópica pueden variar de una persona a otra y pueden incluir:

  • Picazón intensa: La picazón es uno de los síntomas más molestos y puede ser más severa por la noche.
  • Piel seca y escamosa: La piel afectada puede volverse seca, áspera y escamosa.
  • Enrojecimiento: La inflamación puede causar enrojecimiento y calor en la piel.
  • Lesiones: Pueden aparecer erupciones en diferentes partes del cuerpo, como las mejillas, los codos, las rodillas y las manos. Las lesiones pueden o no tener costras o exudados.
  • Engrosamiento de la piel: Con el tiempo, la piel puede volverse más gruesa y áspera en áreas afectadas, un fenómeno conocido como liquenificación.

Causas de la dermatitis atópica

La causa exacta de la dermatitis atópica no se conoce completamente, pero se han identificado varios factores que pueden contribuir a su desarrollo:

  1. Factores genéticos: La dermatitis atópica tiende a ser hereditaria. Si uno o ambos padres la padecen, hay una mayor probabilidad de que sus hijos también la desarrollen.
  2. Disfunción de la barrera cutánea: Las personas con dermatitis atópica a menudo tienen una barrera cutánea defectuosa, lo que permite que la humedad se escape y que los alérgenos y las irritaciones penetren más fácilmente.
  3. Sistema inmunológico hiperreactivo: El sistema inmunológico de las personas con dermatitis atópica puede reaccionar de manera excesiva a sustancias que no afectan a la mayoría de las personas.
  4. Factores ambientales: Irritantes como jabones fuertes, detergentes, polvo, polen y productos químicos pueden desencadenar o empeorar los síntomas. El clima también juega un papel, ya que la piel tiende a secarse en ambientes fríos o secos.
  5. Estrés: El estrés emocional y físico puede exacerbar los síntomas de la dermatitis atópica.

Diagnóstico de la dermatitis atópica

El diagnóstico de dermatitis atópica generalmente se realiza a través de un examen físico.

Un dermatólogo evaluará la apariencia de la piel y la distribución de las lesiones.

Además, es posible que se realicen pruebas de alergia para identificar posibles desencadenantes.

Tratamiento de la dermatitis atópica

El tratamiento de la dermatitis atópica se centra en el control de los síntomas y la reducción de la inflamación. Algunas opciones de tratamiento incluyen:

  1. Hidratantes: Mantener la piel bien hidratada es esencial. Se recomienda usar cremas emolientes y ungüentos para retener la humedad.
  2. Corticosteroides tópicos: Se prescriben para reducir la inflamación y la picazón. Deben usarse con precaución y bajo la supervisión de un médico.
  3. Inmunomoduladores: Medicamentos como el tacrolimus y el pimecrolimus pueden ayudar a controlar la inflamación sin los efectos secundarios de los corticosteroides.
  4. Antihistamínicos: Los antihistamínicos pueden ayudar a aliviar la picazón y mejorar el sueño.
  5. Fototerapia: La terapia con luz puede ser efectiva para casos más graves de dermatitis atópica.
  6. Evitar desencadenantes: Identificar y evitar factores que agraven la dermatitis es fundamental. Esto puede incluir productos irritantes y cambios en el clima.
  7. Antibióticos: En caso de infección secundaria, se pueden prescribir antibióticos tópicos u orales.

La dermatitis atópica es una afección crónica que puede tener un impacto significativo en la calidad de vida.

Aunque no existe una cura definitiva, la gestión adecuada de los síntomas y la identificación de desencadenantes pueden ayudar a controlar la enfermedad.

Es esencial consultar a un dermatólogo para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adaptado a las necesidades individuales.

Con el enfoque correcto, es posible vivir cómodamente con dermatitis atópica y mantener una piel sana.

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